Por: TITO de PALERMO
30/04/2015 at 2:33 AM
RESUMEN CIRCUNSCRIPTO Y PUNTUALIZADO DE: “LA REVANCHA ETERNA”.-
I.- En el período comprendido entre los años 1969 -1979, el territorio de la NACIÓN ARGENTINA fue escenario de UNA GUERRA.
Como es notorio, perduran mentalidades confusas que niegan esta PREMISA. Aconsejo, a quienes no estuvieren de acuerdo con la misma, desistir de la lectura de estas REFLEXIONES porque su disidencia equivale a perder el tiempo en una posible confrontación sobre un HECHO BÁSICO Y EVIDENTE.
II.- Su desarrollo merece la identificación de UNA GUERRA ATÍPICA. Encuadra en varias tipologías: SUCIA, SUBTERRÁNEA, IRREGULAR, DE CONTRAINSURGENCIA, NACIONAL/INTERNACIONAL, FUNDAMENTALISTA. Fue una guerra DECLARADA en numerosas oportunidades, contra el Estado Nacional, por las prolíficas organizaciones GUERRILLERAS SUBVERSIVAS. Su origen operacional provenía de la RESISTENCIA PERONISTA y fue degenerando con el tiempo en grupúsculos enrolados en las ideologías MARXISTA-LENINISTA, TROTZKISTA, MAOISTA, etc., etc.; concretamente, lo que se denominó “la tendencia” poseía una orientación de EXTREMA IZQUIERDA que operaba mediante la METODOLOGÍA que había instalado en CUBA a un satélite de la Unión Soviética –en plena Guerra Fría-, cuyas consignas eran determinadas por el sangriento dictador Fidel Castro y su acólito argentino, Ernesto Guevara de la Serna.
Su inicial accionar FOQUISTA consiguió, de entrada, hacer pié, en territorio nacional de la Provincia de Tucumán. El propósito era propagarse de la misma manera que las huestes castristas lo habían hecho desde Sierra Maestra. Pero el resultado fue absolutamente disímil. El combate así planteado al EJÉRCITO NACIONAL culminó con la derrota aplastante de los invasores.
Al promover sus primeros intentos revanchistas, apoyados por la proliferación significativa de estas bandas, encaminaron sus maniobras mediante súbitos golpes en el plano rural que, al carecer de posiblidades de perdurabilidad, los decidió a volcar todas sus fuerzas en la GUERRILLA URBANA. Los sucesivos éxitos terroristas los convencieron de haber encontrado el MEDIO BÉLICO necesario para implantar un RÉGIMEN COMUNISTA REVOLUCIONARIO. Todo el SISTEMA INSTITUCIONAL que custodiaba y garantizaba NUESTRO ORDEN SOCIAL sería decapitado y sustituído por la DICTADURA DEL PROLETARIADO, fin último de las corrientes ideológicas mencionadas.
Los preocupantes y dramáticos éxitos parciales de los insurrectos, que HABÍAN PASADO A LA CLANDESTINIDAD, según las proclamas de todos sus segmentos, obligó al Estado Nacional, en ese entonces democrático, a ORDENAR LA ANIQUILACIÓN del perverso enemigo apátrida. El resultado demostró la eficacia de nuestras Fuerzas Armadas al conseguir DERROTAR y EXTERMINAR a las infecciosas plagas cuya subsistencia avizoraría un horizonte de GUERRA CIVIL. La función institucional y profesional de nuestros soldados evitó que la TRAGEDIA adquiriera proporciones disolventes de nuestra nacionalidad. Reimplantó el ORDEN SUBVERTIDO, logrando despejar las posibilidades contraofensivas.
III.- La GUERRA es un CRIMEN MASIVO, un TERROR GENERALIZADO y una expresión global de la VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS mediante la multiplicación –desde AMBOS BANDOS- de los DELITOS DE LESA HUMANIDAD. Sólo puede ser interpretada desde un PARADIGMA REALISTA; pretender juzgarla desde el PARADIGMA IDEALISTA constituye un acto de absoluta ingenuidad. No podemos invocar fundamentos legales, morales, éticos o religiosos, sin caer en la torpeza de una absurda ESTUPIDEZ. Por eso he dicho: EN LA GUERRA TODO VALE. Para MATAR Y NO MORIR (secuencia elemental del acto bélico), cualquier arma o procedimiento puede ayudar al INSTINTO DE CONSERVACIÓN a preservar la subsistencia individual o colectiva de los beligerantes. Este “VALE TODO” es lícito para cualquiera de los bandos que deberán, irremediablemente, DESTRUIR AL ENEMIGO. No es aceptable, entonces, hablar de TERRORISMO DE ESTADO, porque de ese modo discriminamos un hecho donde IMPERA EL TERROR con todo el horrible valor emocional del que sólo pueden atestiguar los que lo han experimentado en carne propia. No advertir esta dramática realidad equivale a un acto de candidez, necedad o, quizá, de MALA INTENCIÓN.
IV.- Niego rotundamente que en la Argentina sus Fuerzas Armadas hayan efectivizado un GENOCIDIO: “exterminio sistemático de un grupo étnico, racial o religioso”. No se han configurado los presupuestos que habilitarían esta DEFINICIÓN. Y aunque se me califique de CÍNICO, no puedo omitir reforzar mi postura con el componente CUANTITATIVO: 9.000 muertos o desaparecidos constituyen mucho menos que el 0,1% de la población.
Puedo aceptar sí, que en el marco de los componentes descriptos en el punto anterior, cualquiera de los dos contrincantes haya utilizado métodos similares a los empleados en los VERDADEROS hechos de genocidio que son una manifestación de un INSTINTO CRIMINAL subyacente, que aflora sin cortapisas, ante las SITUACIONES LÍMITES.
- El ESTADO carece de sentido si no consigue mantener el MONOPOLIO DE LA FUERZA. Para ello es necesario imponer un ORDEN JURÍDICO. A los gobiernos se les puede cuestionar su LEGITIMIDAD: actualmente, el sistema democrático funciona con leyes y/o decretos, convalidados por los poderes emanados de la Constitución. En 1975, el gobierno popular peronista dictó el decreto que mandaba “ANIQUILAR A LA SUBVERSIÓN”. Las Fuerzas Armadas debieron sustituir la impotencia de las milicias de seguridad para evitar que el VACÍO DE PODER representado por la prevalencia de un ORDEN SUBVERSIVO fuera ocupado, justamente, por las FORMACIONES ESPECIALES (militantes y activistas), cuyo objetivo claramente manifestado era reemplazar a las autoridades legalmente designadas por el voto de todos los argentinos. Vale decir que los militares, sencillamente, CUMPLIERON CON SU DEBER. Con respecto a los GOBIERNOS DE FACTO, sólo pueden detentar el carácter de LEGÍTIMOS desde su reconocimiento en el plano internacional. El Proceso de Reorganización Nacional siguió operando conforme al instrumento legal que requería su accionar, al tomar el poder por la fuerza a través del GOLPE DE ESTADO, y ser reconocido por quienes mantuvieron relaciones diplomáticas; representaban una CONTINUIDAD DE HECHO, aunque no de Derecho. Como, lamentablemente, sucediera en distintas épocas, el PODER MILITAR reemplaza al PODER CIVIL e impone un ESTADO que hace efectivo el OBJETIVO angular de ejercer el MONOPOLIO DE LA FUERZA. En las CIRCUNSTANCIA CAÓTICAS que vivía la Nación, sólo los profesionales de la guerra podían asegurar que las bandas delictivas no se encaramaran en el PODER REAL ocupando total o parcialmente el territorio soberano del país.
“LA GUERRA ES LA CONTINUACIÓN DE LA POLÍTICA POR OTROS MEDIOS” enseña la doctrina; esto ratifica la continuación ejecutiva de la que hablaba; en este sentido es necesario coincidir en que el FIN SUPREMO (la INTEGRIDAD NACIONAL) justificaba plenamente los MEDIOS utilizados.
Desde este reconocimiento podemos sostener que LA GUERRA HA SIDO UN ACTO POLÍTICO, cuyo resultado, en casi todos los casos, consagra el sometimiento del vencido a la LEY DEL VENCEDOR quién, mediante una superior capacidad bélica, IMPONE SU DERECHO. De modo tal, que es hipócrita decir que “la victoria no otorga derechos”; la teoría de los DOS DEMONIOS sólo puede aceptarse por la CONDICIÓN DIABÓLICA de la guerra, donde fatalmente uno será DERROTADO y suprimido por quién ejercerá el DOMINIO HEGEMÓNICO del campo de batalla.
VI.- A pesar de mis esfuerzos no he podido encontrar en la Historia casos puntuales en que UN EJÉRCITO VENCEDOR HAYA SIDO JUZGADO. Si se aceptara este supuesto, no debería ser por otro órgano judicial que los Tribunales Militares; consecuentemente, el ejemplo argentino es singular. Hemos observado que los tribunales civiles han dado vuelta una victoria conseguida en el campo de batalla: ALGO INÉDITO. De todos modos, el sistema democrático pudo corregir esa malformación institucional mediante el dictado de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, a las que se agregaron los decretos exculpatorios concedidos a los jefes condenados de ambos bandos en uso de las facultades de un presidente constitucional.
Ahora se pretende llevar a cabo las siguientes ABERRACIONES JURÍDICAS:
- l) poner en acción con carácter retroactivo una legislación posterior a los hechos, emanada de organismos internacionales.
2) desconocer la SOBERANÍA JURISDICCIONAL DE LA NACIÓN, eliminando el derecho elemental de ser juzgados por el Juez natural.
3) violar el principio de COSA JUZGADA.
4) ANULAR (no derogar) LEYES que el mismo Parlamento democrático oportunamente dictó, retrotrayendo a fojas cero causas definitivamente concluidas.
Nadie parece advertir que estos desaguisados justifican que se considere a la Argentina como una república carente en absoluto de toda SEGURIDAD Y CONTINUIDAD JURÍDICA, un colofón lamentable a una ETAPA DE TOTAL DECADENCIA que ha convertido a nuestra nación en el ejemplo paradigmático de lo que NO SE DEBE HACER.
Para probar lo que digo, pregunto: ¿Alguien juzgó como auténtico GENOCIDA al Presidente TRUMAN por haber ordenado arrojar dos bombas atómicas sobre ciudades japonesas?. ¿Hoy, repitiéndose la historia, se propone el juicio al Presidente Bush por el evidente GENOCIDIO cometido contra el pueblo iraquí? Ello me autoriza a afirmar que, en estos momentos, ARGENTINA PERTENECE AL “MUNDO DEL REVÉS”.
VII: No podemos negar el derecho a los deudos de las víctimas de aquélla GUERRA SUCIA a reclamar JUSTICIA por todos los medios a su alcance. Va de suyo que EN TODA GUERRA, desafortunadamente, las VÍCTIMAS INOCENTES pueden llegar a superar –en número- a los cadáveres diseminados en los campos de batalla; ello es una TRÁGICA CONSECUENCIA NO QUERIDA, por lo menos, por la ORTODOXIA MARCIAL. Pero, lamentablemente, los gestores del “NUNCA MÁS” no pueden ser actores, jueces y parte, en un intento de institucionalizar lo que he denominado “LA REVANCHA ETERNA”, maleficio destructor de la PAZ tan necesaria para encaminar a esta NACION tambaleante hacia un destino promisorio.
Es un imperativo racional para las más altas autoridades evitar el demagógico gesto –para conseguir el apoyo de minorías irrelevantes- que los convierta en RENOVADOS JUSTICIEROS, asumiendo el peligroso costo de DESPERTAR A LAS FIERAS. Los argentinos, en medio de la CRISIS MÁS TERRIBLE DE SU HISTORIA, no podemos darnos el lujo de revivir CONFLICTOS disolventes; la audacia con que se comportan algunos gobernantes pone en serio peligro la NECESARIA PACIFICACIÓN que nos permita ENCARAR EL FUTURO hacia un rumbo imprescindible de la RECONSTRUCCIÓN NACIONAL.-